domingo, 14 de agosto de 2011

Delirio de Laura Restrepo y La Reina del Sur de Arturo Pérez Reverte

Leí Delirio hace 2 años porque en un curso de profesores de Lenguaje y Literatura que tomé en Buenos Aires, Argentina lo comentaban mucho y porque precisamente, en aquel viaje, me tocó estar en el Día Internacional del Libro, así que desde asistir a la Feria, que estaba repletísima, comprar los libros, ver a muchos autores de la Patagonia, resultó algo fascinante para mí.

Pero Laura Restrepo es colombiana, y por eso me encantó más que la nombraran en aquel curso. De hecho, cuando busqué su libro en la Feria, no lo encontré, se habían agotado sus obras. Lo vine encontrando en México y decidí colocarlo como una de las obras que leerían mis estudiantes de Lenguaje y Literatura (Español Nivel Superior). En aquella ocasión, el tema que resalté para el curso fue: el conflicto de identidad y los conflictos sociales, la lucha con el pasado del protagonista y los problemas del narcotráfico en Colombia. Temas que se encuentran fácilmente en la lectura de esta novela.

Restrepo escribe de una manera ágil, dinámica, al grano, sin darle vueltas a las cosas. También es desconcertante, en esta novela, porque altera el tiempo. Parece como si el tiempo para ella fuera una pieza de un rompecabezas móvil, lo quita, lo pone, lo deshace, lo vuelve a construir. Claro, al llamarse Delirio, el tiempo fluctúa entre los momentos de lucidez de la protagonista y los momentos de locura. Un ir y venir del pasado al presente, de la locura a la razón. Llega un momento en que todos los tiempos se encuentran y me parece que Laura Restrepo está hurgando entre los misterios de la razón, entre ese borde que separa al ser humano de la cordura y comienza un frenesí por la locura. ¿Quién es más cuerdo? Realmente, entender un presente cotidiano, llevando una vida normal como la lleva su protagonista y de pronto, verse golpeada por un pasado donde el narcotráfico era parte de su realidad, es para volverse loco. Pues por eso, la mujer del relato vive en su Delirio. Y aquí, la mujer como parte interesante de un conflicto mafioso y bélico cobra realmente vital importancia.

 Luego leí La Reina del Sur de Arturo Pérez Reverte. Confieso que primero vi la serie televisiva, sí esa de Telemundo con la coproducción internacional, que se filmó en España, México, Marruecos, Colombia, Italia y Estados Unidos. Más que una telenovela, para mí fue una serie policiaca que conservó en buena medida, el espíritu de la obra literaria original. Ya había leído fragmentos de esta obra y me parecían geniales, pero no había llegado mi momento para disfrutarla como a mí me gusta, junto a una ventana con vista hacia un paisaje lindo, una mañana esplendorosa, tomando un café americano con crema y un panecillo francés. Así la comencé a leer y me atrapó, me fascinó. Y pensé en incluirla para la siguiente generación de mis estudiantes, pues las variables de comparación entre La Reina del Sur y Delirio son fácilmente reconocibles, y sus protagonistas de pronto, al verse atrapadas en el mundo de la mafia y el narcotráfico, tienen que luchar por sobrevivir, una a través de la cordura y otra, de la locura. Y donde su único placebo o escape de ese mundo que las escogió a ellas, es el amor. A pesar de todo, ambas creen en el amor y creo que por eso, las historias no sólo se pueden comparar, sino hasta justificar desde el punto de vista femenino.

La Reina del Sur está basada en una historia real y esto convierte a la novela original en un texto con múltiples lecturas que se complementan entre sí. Por un lado, sus distintas versiones en paralelo a lo literario: el corrido de los Tigres del Norte, la película que pasó sin pena ni gloria, la exitosa producción televisiva, la nueva edición de la novela. Por el otro, el seguimiento noticioso del caso real, para saber quién es esta mujer que por momentos se recluye en el anonimato de su celda, y por otros, sale en primera plana de los diarios noticiosos.

Dos figuras femeninas, cuyo rol en la época actual y conflictiva que vivimos no sólo le da un giro de 360 grados a cada historia, sino que plantea una pregunta: En este mundo de hombres, finalmente ¿quién tiene el control?

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